El jugador francés volvió a jugar con el Atlético de Madrid, en un estreno menos lustroso de lo que esperaba.
El Atlético Madrid venció de nuevo sobre la bocina, con ‘coraje y corazón’. El cuadro colchonero tiró de épica pero también el talento y la fe de un plantillón que le dio la vuelta a una situación complicada, límite, ante el Espanyol (1-2), en el último de los diez minutos que el árbitro fijó como añadido.

No estaba ya Antoine Griezmann en el campo cuando el equipo rojiblanco remontó. El francés regresó a Barcelona, de donde se marchó, pero al RCDE Stadium para su reestreno como Atlético. No brilló.

Tras el partido, el jugador francés dejó un mensaje en clave de equipo más que en la suya personal. Lo hizo a través de las redes sociales. «¡Orgulloso de estar aquí!», escribió el de Macon para añadir: «¡Gran victoria del equipo!».

Al francés se le vio algo desconectado de sus antiguos compañeros. Han pasado dos años, es normal. Este Atlético no es el mismo que él dejó aunque en muchas cosas coincida. Estuvo sobre el terreno de juego 58 minutos, realizó dos remates que se fueron fuera, dio 17 pases buenos pero marró siete, un 71% de acierto. Con todo fue el jugador que más ocasiones creó para el Atlético –tres-, recuperó dos balones y en el global perdió diez.
